La ciudad autónoma de Melilla , no es un destino turístico en absoluto. Aunque bien podría llegar a a serlo.
Un lugar atractivo para descubrir la cultura marroquí. No se encuentra en las guías turísticas de España ni ofertada en las agencias de viajes por la falta de enfoque turístico ya que las aerolíneas establecen tarifas elevadas y el barco es una opción tediosa. A diferencia de Ceuta que si es receptora de turistas por su proximidad a la costa española.
Aún así si os animáis después de leer este post, lo más recomendable es coger con tiempo los billetes de avión ( como siempre), eso si solo desde ciertos aeropuertos (han ampliado los puntos de vuelos, pero aun así son cuatro, uno arriba uno abajo). Otra opción, desde Motril, sale un barco rápido (cuatro horas y media) que en verano desde la cubierta se puede disfrutar del mar. El resto de barcos tardan ocho horas.
Yo he viajado muchas veces a Melilla, porque parte de mi familia reside allí. He estado en todas las épocas y recomiendo el verano para disfrutar de la playa y el sol. El resto del año el clima es benévolo y suave. Muy mediterráneo.
Melilla, ha sido un enclave fundamental en la Historia de España, nació antes de que Marruecos se fundase como tal. Los limites del enclave español se realizaron mediante los disparos de un cañon, que no consiguieron llegar ni al Cabo de Tres Forcas ni al Monte Gurugú, dejando la posición del enclave descubierta.
Como elementos turísticos destacar Melilla la Vieja, una ciudadela fortificada que conserva sus murallas y callejuelas. La Cueva del Conventico, nos permite ver los entresijos de la fortaleza y llegar a una preciosa cala. El faro, el museo militar o los cañones son otros elementos de interés dentro de la fortificación. Sus visitas del mar Mediterráneo son únicas.
Pasear por el centro de la ciudad, el puerto o el paseo marítimo. Disfrutar del arte modernista de sus edificios. Escuchar los rezos de las mezquitas.Visitar sus playas y vivir su gastronomía que conjuga lo mejor de la comida andaluza con la moruna. experimentando nuevos sabores y olores. El cuscus salado y dulce, las pastelas o el té moruno son algunas de los tesoros de esta gastronomía.
Escapar al país vecino, ver otra forma de vida completamente distinta. Visitar playas vírgenes, como la Bocana, lugar de encuentro de los melillenses. O regatear en el mercado de Nador. Son algunas de las posibilidades de este enclave.
Lugar de expatriados, que han conseguido hacer de este su hogar. Ocio, cultura y arte recorren la urbe. Incluso destino Erasmus, por su clima y ubicación. Rincón desconocido de España.
Melilla no es solo una valla que divide dos países, es un centro cultural donde convergen diferentes culturas, religiones y personas que conviven día a día haciendo de esta ciudad un lugar único de multiculturalidad y diversidad.
Cristianos, musulmanes, hindus y judíos.
Me ha encantado!!
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